Decepcionados religiosos también cuentan

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Ya somos casi 125 millones de mexicanos, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Muchos han cambiado voluntariamente e involuntariamente de religión en los últimos 10 años. Otros se decepcionaron de las opciones espirituales y ahora forman parte de los no creyentes o antireligiosos, grupo que se incrementa año con año en este mosaico terrenal cuya mayoría sigue encabezando el cristianismo, numéricamente mayor de parte de la Iglesia Católica y en menor proporción denominaciones evangélicas.

Paralela a esta decepción social-moral que han causado tanto los Ministros de Culto como sus Asociaciones Religiosas, se han alterado índices que también el INEGI mide como el alza en el número de divorcios y la baja de matrimonios. No cuantifica oficialmente el número de ceremonias religiosas de los casamientos pero sí han disminuido en las Iglesias que tienen esta costumbre que para unas es sacramento y para otras una ceremonia de menor trascendencia ritual.

Desde la década de los 50’s la Iglesia Católica empezó a perder adeptos. Una mayoría decidieron cambiar de opción y emigraron a otra que ofreciera alternativas de vida menos costosas y más espirituales. Al mismo tiempo vieron su auge creencias como los Testigos de Jehová, los espiritistas, aquellas que vienen de oriente y el resurgimiento de creencias prehispánicas.

Por otro lado, aún están por debajo del 2% los matrimonios entre personas del mismo sexo dentro de las Iglesias Cristianas y su número va en aumento. No que ya se celebren dentro de un templo estas uniones, pero los contrayentes ven en esta modalidad un beneficio más económico que social-espiritual, dejando a un lado el escrúpulo que implica y haciendo uso de sus derechos, al menos en la capital del país.

De igual manera se ha incrementado el número de mujeres cristianas evangélicas que deciden abortar. La cantidad es todavía minúscula en comparación con otros credos, pero medible al interior de las congregaciones, incluyendo a menores de edad que se practican un legrado. Como mero dato estadístico: procedentes de Campeche, sólo 16 mujeres mayores de edad han venido a la Ciudad de México para practicarse un aborto en los últimos 12 años, en comparación con las casi 147 mil de la CDMX en el mismo lapso. En aquella entidad peninsular más del 30% de su población son cristianos evangélicos, mientras que en la capital del país menos del 11%. Las iglesias católicas en Campeche reportan una militancia del 70% de sus congregantes. Es decir, son personas y familias que participan en una o más actividades semanales que se organizan en las parroquias.

Ministros de Culto de varias denominaciones no están de acuerdo en la forma en que el INEGI lleva a cabo su contabilidad y en el formato que llenan las categorías de quienes se autonombran “cristianos evangélicos” y que los encasillan en rubros que ni esos creyentes reconocen como reales. Consideran que esa categorización atomiza el número real de mexicanos que profesan una misma fe, aunque con distinto nombre y diferente forma de autoadministración. Intencional o por desconocimiento “el INEGI trata de minimizar el número real que representamos a nivel nacional en comparación con la Iglesia Católica”, dicen.

Planean tener una entrevista con el titular del organismo, Julio Alfonso Santaella Castell, para exponerle sus argumentos y aportar sus propios números aproximados, pero además incluirían los datos de aquellas que no cuentan con un registro oficial ante Gobernación, ni buscan tramitarlo, para comparar sus números con el resultado final que arroje el Censo del 2020.

Hoy por hoy, al Gobierno no le conviene que la gente abandone las Iglesias, la práctica de las creencias, la fe activa de una comunidad, la militancia dentro de una denominación, después de todo cumplen una especie de “dique moral” que contrarresta la delincuencia, las adicciones, la violencia en la familia, los abortos, la corrupción en todos sus formatos, aunque tampoco sería buena inversión aportar recursos del erario para los fines que cumplen las Asociaciones Religiosas, como difundir sus doctrinas en estaciones de radio propias o en programas pagados.

Otros números que también van en aumento son los de los matrimonios entre personas de distinta religión: católicos con evangélicos; cristianos con mormones; creyentes bíblicos con ateos… Muchos con hijos mayores de 5 años de edad que no acuden a ningún templo, o que lo hacen indistintamente a cualquiera, pero que son catalogados como lo indique en su momento el jefe de familia, lo que sesgaría el resultado final de un conteo serio.

Aumentan además el número de uniones libres, divorcios, embarazos no deseados, hogares monoparentales y los índices de violencia intrafamiliar en las familias evangélicas. Pero disminuyen los casos de discriminación religiosa, según datos de la última Encuesta Nacional sobre Discriminación de 2107, sobre todo en zonas indígenas, a pesar de que este es uno de los principales motivos al negar los derechos humanos por motivos de credo, sobre todo en zonas indígenas.

PALABRA DE HONOR: El Jefe de la Oficina de la Presidencia, Alfonso Romo Garza desmiente que haya presentado su renuncia; el Fiscal General, Alejandro Gertz Manero, desmiente que esté enfermo y deba renunciar; la Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, desmiente que tenga más propiedades de las que declaró oficialmente; el Presidente de la República desmiente notas del diario Reforma…
¿Falta una oficina efectiva de Comunicación Social, con un Departamento de Desmentidos Oficiales, o basta con la mañanera?

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