Hillsong, la iglesia evangélica que a través del rock e Instagram suma 2 millones de fieles
Por: Holly Honderich 14-agosto BBC (Washington)
En momentos en que las iglesias cristianas en Estados Unidos están en decadencia, hay una que está yendo en contra de la corriente: Hillsong ha incrementado el número de sus seguidores en ese país y su influencia ya está empezando a sentirse en América Latina.
Si alguien hiciera una coreografía para representar al público ideal de un concierto, se vería un poco como esto.
Aquí todos tienen las manos en alto y se mueven rítmicamente.
Los primeros acordes de cada canción son recibidos con un rugido frenético de reconocimiento.
Los pocos que no conocen las canciones de memoria pueden seguir sus letras desde unas pantallas gigantes que flanquean el escenario.
Las canciones están perfectamente diseñadas para generar una respuesta emocional. Las melodías suben, bajan y vuelven a subir como una versión más dramática de Mumford and Sons (el grupo británico de folk rock).
Las entradas para verlos en The Anthem, en Washington, se agotaron.
El estilo de sus 10 integrantes sobre el escenario se ve reflejado en la audiencia: jeans ajustados, camisetas grandes y tatuajes. Esta uniformidad hace que los fans se vean menos como una multitud y más como una congregación.
Hay algunos indicios de que los miembros de Hillsong no son las típicas estrellas de rock.
Primero, no se vende alcohol en ninguna parte del recinto. Segundo, hay voluntarios vestidos con camiseta azul que caminan lentamente por la sala en busca de donaciones para un grupo cristiano.
Y, tercero, hay una gigantesca imagen de Jesucristo en la cruz proyectada arriba del escenario.
Esto no es simplemente un concierto. Es una iglesia.
Fieles famosos
La banda, Hillsong United, es una parte vital de la Iglesia Hillsong.
Fundado por el matrimonio y dúo formado por Brian y Bobbie Houston en Sídney, Australia, en 1983, el ministerio se ha expandido hasta convertirse en un fenómeno evangélico global.
Está presente en 5 continentes y tiene iglesias en 23 ciudades de distintos países (incluidos Argentina, Perú y Brasil). Cada domingo, un promedio de 130.000 fieles participa en un servicio de Hillsong en algún lugar del mundo.
La congregación de Hillsong también tiene celebridades entre sus seguidores: Justin Bieber y su esposa, Hailey Baldwin Bieber, son algunos de sus miembros famosos.
Se dice también que los jugadores de la NBA Kevin Durant y Kyrie Irving han consultado al pastor de la Iglesia Hillsong en Nueva York, Carl Lentz, en busca de guía espiritual.
Chris Pratt, Kylie Jenner y Kourtney Kardashian también han sido vinculados a la iglesia.
Hillsong se negó en repetidas ocasiones a aceptar una entrevista con la BBC.
“Son un ministerio de gran impacto en este momento”, dice Mack Brock, quien hizo de telonero de Hillsong durante la gira por América del Norte de este año, después de más de una década de trabajar como líder para Elevation, una megaiglesia basada en Carolina del Norte.
Universidades, TV y disquera
Hillsong se identifica a sí misma como una iglesia cristiana “contemporánea”, con la “misión de establecer el reino de Dios en la Tierra”.
Esta misión se manifiesta en su ministerio y en el crecimiento de su marca. Hillsong tiene dos universidades (una en Sídney, Australia, y otra en Phoenix, Arizona, EE.UU.), conferencias anuales, un canal de TV de 24 horas, iniciativas de servicios comunitarios y un compañía discográfica.
Hillsong United es la parte más visible y, ciertamente, más accesible para el público.
La banda tiene más de 2 millones de seguidores en Instagram, con 1,5 millones adicionales combinados de sus 10 miembros. Sus canciones tienen cerca de 3,5 millones de escuchas en Spotify.
Sus seguidores casi duplican a los de los principales canales cristianos de la plataforma.
Su canción más popular hasta la fecha, Oceans, ha sonado más de 155 millones de veces solamente en Spotify.
El vínculo entre el cristianismo y el rock no es nuevo, pero puede que el alcance de Hillsong lo sea. La sección norteamericana de su gira incluyó paradas en más de 30 ciudades en EE.UU. y Canadá.
En noviembre, viajarán por América Latina, haciendo presentaciones en Brasil, Argentina y Perú.
Hillsong está “en la vanguardia de la música de iglesia”, dice Brock. “Creo que son los que lo hacen mejor”.
El ascenso meteórico de Hillsong, en sus diversas formas, es particularmente llamativo dado el declive persistente de la religión en el mundo.
Durante años, la proporción cristiana de la población de EE.UU. ha disminuido, mientras que se ha producido un aumento de aquellos que no se identifican con ninguna religión.
Por un período de siete años -de 2007 a 2014- el porcentaje de adultos que se describen a sí mismos como cristianos se redujo en casi ocho puntos porcentuales.
Esta disminución es más pronunciada entre los jóvenes, un grupo demográfico que se siente particularmente cautivado por Hillsong.
Conexión visceral
En Anthem, en Washington, la fila para entrar se formó casi una hora antes de que abrieran las puertas del recinto, más de dos horas antes de que alguien empezara a cantar.
“Hemos esperado toda nuestra vida para verlos”, dice Danielle Caputo, de 27 años, mientras esperaba para ver a la banda en julio.
“En la Tierra, es la manera más fácil de ver en persona el amor de Dios”.
Su amiga, Kristin Maghamez, añade: “Los conciertos de Hillsong son un lugar donde puedes realmente adorar (a Dios).”
La mayoría de la gente con la que hablé me contestó con alguna versión de esto: “La música de Hillsong es una encarnación de su fe, y sus conciertos son una oportunidad para compartirla con otros”.
“A veces sientes que no hay nadie con nuestro punto de vista”, dice Maghamez. “(El cristianismo) Es casi despreciado”.
Muchos insinuaron una conexión visceral con Hillsong o, como dijo Caputo: “Voy a llorar a mares”. Y hubo muchas lágrimas, especialmente cuando Hillsong, la banda, se acercó más hacia Hillsong, la iglesia.
“Dios ha estado haciendo algo”, le dice a la multitud el cantante principal, Joel Houston -hijo de Bobbie y Brian-, con sus manos apoyadas sobre la guitarra.
“No creo que haya una sola persona que esté aquí por accidente”.
“Creo que Dios te encontrará donde estés”.
Esta idea -de reunirse con sus fieles donde estén- es central en la misión de Hillsong y también forma parte de su atractivo.
Hillsong está al alcance de los jóvenes. Las entradas para ver a la banda de Hillsong se agotan, sus servicios religiosos llenan el Hammerstein Ballroom de Manhattan, sus pastores se sientan en la cancha en los juegos de la NBA.
Brock y otros fieles entrevistados por la BBC rechazan la idea que la estética de diseño de Hillsong sea una elección deliberada por parte de sus líderes, o una calculada estrategia de mercadeo.
Pero para para una persona ajena a la iglesia el atractivo inicial de Hillsong es algo visual. Su marca se ve y se siente como si fuera un amigo genial en Instagram
“Son relevantes“, dice Joe Adevai, quien estudió en el Hillsong College en Sídney antes de convertirse en pastor en Nueva Jersey.
“Se mantienen al día con la cultura”, dice.
“No apoyamos la homosexualidad”
Más allá de las apariencias, Hillsong es, fundamentalmente, una institución religiosa. Más específicamente, es una iglesia evangélica, una que ve la Biblia como algo “preciso, con autoridad y aplicable a nuestra vida cotidiana”.
Para algunos, esto presenta una contradicción inherente: una iglesia comercializada ampliamente, con una marca contemporánea, pero que sigue siendo decididamente conservadora.
Josh Canfield conoce está contradicción por su propia experiencia. Él se unió a Hillsong en 2008 y muy poco después se convirtió en vocalista de la iglesia.
En comparación con la iglesia de su juventud, Hillsong le parecía “osada”.
Cuando Canfield, que es gay, se sumó a Hillsong, todavía estaba lidiando con su sexualidad en el contexto de su fe.
Mientras que la iglesia de sus padres era explícita en su postura -la homosexualidad es un pecado- Hillsong no era tan clara.
Sentía que “nadie iba a preguntar, porque nadie quiere preguntar”.
Los sermones eran definitivamente positivos, me dice Canfield, llamando a los fieles a amar a los marginados, a los inmigrantes y a los pobres.
“Pareciera que sencillamente se han olvidado de la comunidad LGBTQ”, dice.
En 2014, Canfield apareció en el programa de telerrealidad “Survivor”, y allí habló abiertamente sobre su sexualidad y su rol en Hillsong.
Canfield le contó sus planes a los líderes de Hillsong en Nueva York, que le “dieron el visto bueno”.
Pero después de que los episodios empezaron a salir al aire y la historia de Canfield llamara la atención de los medios, el pastor principal, Brian Houston, “clarificó” la postura de Hillsong respecto a la homosexualidad.
En un blog publicado en el sitio web de Hillsong llamado “Do I Love Gay People” (¿Amo a los homosexuales?), Houston escribió “La palabra de Dios es clara” sobre la homosexualidad.
“La iglesia Hillsong acepta a TODAS las personas, pero no apoya todos los estilos de vida”, dijo.
“Para ponerlo en claro, no apoyamos un estilo de vida homosexual, y, por ello, no ponemos -a sabiendas- activamente a personas homosexuales en posiciones de liderazgo, ya sea con o sin sueldo”.
La iglesia le pidió a Canfield que dejara su puesto como vocalista del equipo. Después de una serie de reuniones privadas con el pastor de Nueva York, Carl Lentz, Canfield decidió dejar la iglesia.
“Mi problema no es que Hillsong crea que la homosexualidad es un pecado; tener esa creencia es su prerrogativa”, dice. “Pero el problema es que no están siendo completamente abiertos sobre sus creencias porque no quieren que esa gente se vaya. ¿Es mentir? En términos religiosos, ¿es un pecado por omisión?”.
“Violencia espiritual”
El juego semántico en la declaración de Houston es un estribillo común entre los miembros de la congregación: la iglesia le da la bienvenida a todos, pero no aprueba todos los “estilos de vida”.
Ellos prefieren hablar de las cosas que apoyan más que de las que están en contra. Es una suerte de versión de “ama al pecador, pero no al pecado”.
“Creo que la Biblia dice que es un pecado”, me dice Caputo sobre el matrimonio gay, unas semanas después del concierto. “No creo que esté mal decir eso, pero debe decirse a continuación: Dios te amará de todos modos”.
Steven Paulikas, un pastor de la Iglesia Episcopal de Todos los Santos en Brooklyn y estudiante de doctorado en la escuela de teología de Oxford, argumenta que esto tiene un costo.
“Si una iglesia dice que es acogedora en una parte de su forma de ser, pero explícitamente dice que no es acogedora en otro lugar, esas cosas son irreconciliables”, dice. “Y una cosa triunfa sobre la otra”.
Paulikas no se refirió específicamente a Hillsong, pero habló de las iglesias en general que incluyen a todos, pero no a todas sus partes.
Eso es una forma de “violencia espiritual”, dice Paulikas. “Como gay, eso es algo profundamente inquietante”.
¿Evangelismo o mercadeo?
En la superficie, la iglesia de Paulikas carece del poder estelar de Hillsong. Y aunque él dice que su propia congregación ha crecido en los últimos años, reconoce que la caída institucional perjudica a otros como ellos.
“Vemos cómo se reducen nuestros números y eso es muy angustiante”, dice. Ver iglesias como Hillsong da “envidia, porque nuestras instituciones están perdiendo gente”.
Paulikas y sus colegas hablan de cómo expandir sus círculos, algo que ha logrado Hillsong “hasta un punto obsesivo”.
Pero él objeta que se mida el éxito de una iglesia por sus seguidores. El brillo asociado con Hillsong es algo que a él no le interesa.
“Lo veo como una distracción“, señala. “¿Eso es evangelismo o mercadotecnia?
La enseñanza moral es más poderosa cuando está alejada de los marcadores de éxito terrenales como la riqueza y la popularidad, continúa.
Después de dejar Hillsong, Canfield se vinculó con una congregación más pequeña, una sin la fama de Hillsong.
“Cuando las cámaras no están allí y nadie te está entrevistando, ahí es donde reside el cristianismo más verdadero”, afirma.
Pero aún defiende su antigua iglesia.
“Entras a Hillsong y es genial, y está oscuro y hay luces y está toda esa gente a tu alrededor que tiene tu edad y que sonríe y conversa”, dice Canfield.
“Y luego empieza la música y te inunda… el ruido de afuera desaparece”.
“La música es muy hermosa e inspiradora, y te hace sentir mejor”, continúa.
“No creo que haya nada en la Biblia que diga que no podamos sentirnos bien”.